O Quinto Evanxeo de Gaspar Hauser es un descabellado sistema de categorías.

Un día me dije que esta película tenía que ser un evangelio, nada menos. El mundo así interrogado, es complicidad y correspondencia en lugar de voluntad y representación, sin el ánimo ortodoxo de mutilar la exterioridad (o interioridad) para complacer al sentido. Es una narración imposible, una ‘tragicomedia’ del siglo XXI. ¿Es un evangelio un acto desesperado de introducir una ética dentro de una estética que se nos escapa, que es imposible? La dialéctica del discurso reflexivo así consumada, ha concluido en una experiencia de aceptación religiosa, en un Sí a la vida, nada de secretos íntimos, sino rumores desplegados al infinito que se niegan a si mismos.

Aquí la promesa cristiana se proyecta como pregunta: si detrás del velo de la Gracia no hay nada, ¿para que querías desnudar a la Belleza? El lenguaje no puede hablar de lenguaje, la revelación no es comprensible a través del lenguaje, es pura inmanencia, es pensar el afuera y repensar el discurso reflexivo desde el silencio.

La mosca zumba dentro del vaso, el cristal está en silencio y la cosa respira más allá del cristal.

– Sospecho que todas las tragedias posibles se concentran en una: el paso del tiempo. ¿Es esta una utopía de ficción? ¿El optimismo empieza aquí, en los tiempos que corren, una vez agotados los tristes discursos y la larga cultura del martirio y la lamentación?

Como del romanticismo es imposible escapar, Gaspar propone un viaje desde la utopía romántica del cambio, del movimiento continuo, a la utopía de la ficción. Si Batman nos salvará a todos, ¿estamos jodidos?

¿Tiene sentido hacer una película sin tener nada Nuevo que contar? Sospecho que todo tipo de creación y recreación es una huida, un paseo con el niño imposible que fuimos y que nunca hemos dejado de ser y la verdad es la búsqueda de la Verdad con mayúsculas, por lo tanto el Proceso de creación de este evangelio es un acto de fe, un acto de idiotez y de obstinación jovial.

O Quinto Evanxeo de Gaspar Hauser es una película de Nadie. Un Nadie que vive rodeado de la oscuridad de saberse imposible y a su vez goza de una libertad que lo encierra en una celda de mínimas dimensiones. ¿No recuerda esto a la etapa prelinguística de Gaspar Hauser tanto como al avatar de las redes sociales y el narcisismo 2.0?, ¿Se halla en el concepto de autorreadymade la solución problemática a la paradoja de la autorreferencialidad del sujeto como objeto de estudio? Como dice Gaspar: Lo que une a los hombres no es la naturaleza ni el sentimiento de encierro en la cárcel del lenguaje, sino la visión misma del lenguaje, sea la lengua que sea, sea el sistema significante que sea el que se emplea.